Stan Laurel, sentado en su sillón, viendo la televisión, sintió insatisfacción y Oliver Hardy, desazón; cuando vieron a cómicos amateurs, que eran aplaudidos por un público mediocre. Miles de ellos mirando a la nada, riéndose mayormente donde les indicaban que lo hicieran, siendo presos de un universo con poca creatividad.
Stan, pensativo y removiendo en su cabeza, dice:
"Soy un hombre famoso al que nadie conoce. Mi trabajo era bueno, teníamos potencial. No entiendo por qué la gente adora a cualquier persona que llega a la caja boba. Ya nadie habla de mí, de mi compañero.

"Soy un hombre famoso al que nadie conoce. Mi trabajo era bueno, teníamos potencial. No entiendo por qué la gente adora a cualquier persona que llega a la caja boba. Ya nadie habla de mí, de mi compañero.


Martín Sanchez, 3º A.
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