Había una vez... un pueblito, muy pequeño, situado a un lado de un lago en donde todas las casitas lo rodeaban, este pueblo tenía una particularidad muy especial, era mágico. En este pueblo, habitaban duendecitos, elfos, ninfas, hadas y todo tipo de seres mágicos, pero esta vez los protagonistas serán los integrantes de la familia Fawn.
Esta familia compuesta por la mamá, Clarion. Ésta es un hada muy cariñosa, buena, sabia y sensible. Alta, con su hermos vestido blanco con detalles dorados. Tiene dos hijas, Tinker Bell y Silver. Tinker Bell que es una aventurera, divertida y valiente, que se enoja muy fácil, pero es muy dulce, bajita y muy linda. Lleva puesto siempre su vestido verde, hecho de pétalos de hojas y su cabello dorado siempre recogido. Silver una hadita muy amigable, optimista y confiable, que era una más alta que su hermana con un hermoso pelo largo de color negro, con su largo vestido violáceo hecho de pétalos de flor de loto y por último la querida Mary, que era la mejor amiga de Clarion y nana de sus hijas, esta hada es muy detallista y disciplinada, queanda de aquí para allá como un colibrí regordete con su vestido hecho de una florcita violeta.
Una mañana cuando Tinker Bell y Silver todavía en sus camas, escuchaban a su madre y a Mary hablar muy claramente sobre lago que les preocupab. Sigilosas se levantaron y atentamente escuchaban...
- Pero Mary no te das cuenta de que no lo puedo hacer -dijo su madre.
- Hay Clarion, vieja amiga, siempre con tus complicaciones. Mandaremos a una de las niñas y ya!.
Tinker Bell y Silver se miraron, cuando de golpe una voz dijo:
- Niñas, de nada sirve ocultarse ya sé que están allí -dijo su madre.
La hermanas abrieron la puerta y sonrieron...
- ¿Madre, qué es lo que ocurre?, dijeron al unísono.
Y la madre suspiró, y les dijo que se sentaran para poder charlar, mientras Mary servía el desayuno.
- Hijas, hay un problema, necesito algo que esta pasando el lago, pasando los bosques en el valle donde están las sirenas... hay unas campanillas doradas y plateadas que las necesito para un hechizo de magia pero ni yo puedo ir ni Mary tampoco, necesito que atraviesen el lago, el bosque y lleguen al valle de las sirenas.
Las hermanas confundidas le preguntan:
- ¿Cómo que un hechizo? ¿Por qué? ¿Para quién?
- Tranquilas niñas. De una pregunta a la vez- dijo Clarión-. El hechizo lo necesito porque me temo que estoy enferma de algo que sólo puede curar los pétalos, y néctar de esas campanillas.
Después de todas la explicaciones e idas y venidas de las chicas, propusieron salir luego del almuerzo.
- Adios niñas, tengan mucho cuidado, no se separen gritaba Mary y Clarion.
Mientras Tinker Bell y Silver se alejaban.
- Silver bajaremos ni bien veamos el camino que lleva al bosque así estiramos las alas. Dijo Tinker Bell.
- Muy bien -asintió con la cabeza.
Bajaron y reposaron solo unos segundos, luego siguieron parte del recorrido a pie, mientras charlaban y cantaban.
Ya haciéndose la noche, cuando el sol empezaba a bajar, buscaban un lugar para poder acomodarse y pasar la noche... pero no veían ningún buen árbol para descansar, el terreno del bosque era disparejo y en el suelo las podían atacar algunos animales del bosque, preocupadas se preguntaban qué hacer cuando de la nada se escucha...
- Shhhh, -un chistido.
- ¿Qué fue eso? -dijo Tinker Bell.
- Sh! Haz silencio -dijo su hermana.
- Shhhh, -el chistido nuevamente y una suave vosesita exclama- por aquí hadas.
Las hermanas miraron y detrás de la piedra había un ratón. Se acercaron lentamente y ahí estaba en la puerta de su casita.
- ¿Qué hacen tan tarde merodeando en un bosque tan inmenso? -preguntó el ratón.
- Mi hermana y yo -dijo Silver- estamos en busca de unas flores que hay en el valle de las sirenas, y decidimos caminar por el bosque pero se nos ha hecho tarde y buscábamos un lugar dónde pasar la noche pero no vemos ningún lado en donde dormir. ¿Usted podría dejarnos pasar solo una noche? En la mañana nos iríamos.
- Sí, por supuesto.
Tinker Bell y suhermana entraron allí enesa cuevita bajo tierra donde tenían muy buen espacio. El ratón les dió la cena y las atendió muy bien, luego se fueron a dormir. En la mañana, se levantaron temprano. El ratón preparó el desayuno y les dijo:
- Deben tener mucho cuidado con las sirenas, ya que son muy engañosas y tramposas.
- Lo tendremos -dijeron ellas.
Esa misma mañana salieron temprano y emplearon vuelo, luego de un buen rato, se aproximaron al tan bello valle, con sus ramas de sauces, tocando el agua delicadamente. Flores flotando, pajaritos cantando y en el agua, las bellas sirenas nadando, jugando, cantando.
Al llegar sigilosas, con cautela, buscaron las campanillas pero no las veían. De golpe, Silver dice:
- ¡Hey!, ¿por qué me mojaste?
- Yo no fui -respondió Tinker Bell.
Y sí eran esas tramposas sirenas, las acorralaron por así decirlo y les preguntaban cualquier tipo de cosas.
-¿Qué hacen aquí hadas?
- ¿A qué vinieron?
-¿Qué buscan?
Tinker Bell y Silver explicaron el motivo y las sirenas comprensivas les dijeron que lo que ellas buscaban se encontraba unos pasos más allá del valle bordeando el gran sauce.
- Muchísimas gracias -dijeron las hadas.
Mientras se encaminaban a buscar las flores escuchaban las risas de las sirenas y Tinker Bell dijo:
- Me suena que hay algo raro en todo esto, tengo el leve presentimiento de que el ratón tenía razón.
- Vamos hermana, no seas tonta, vamos que todavía falta -dijo Silver .
Al llegar al gran sauce luego de una hora de viaje, dieron la vuelta y se encontraron con un mar de flores pero ninguna era dorada, ninguna era plateada, las habían engañado.
- Te dije que hjabía algo raro -dijo Tinker Bell a su hermana-, ¡ajjj esas sirenas tramposas! ¡Estoy furiosa!
- Tranquila Tinker Bell veremos que podemos hacer y si no volveremos y le exegiremos a esas tramposas que nos digan dónde están esas flores.
Luego de buscar y buscar, no encontraron nada y volvieron al lugar a exigir esas flores. Tuvieron la buena suerte de que una bella sirena les diera las flores, sin trampas ni trucos.
Y así Tinker Bell y Silver volvieron a casa y le dieron las flores a su madre. Realizado todo, la madre mejoró y así la tranquilidad volvió a la casa de la familia Fawn.
Natalia Buzeta, 3º A.