1ª Escena:
Es un día soleado y en mi tercer día de viaje por Suiza decidí levantarme temprano tentada por la oferta que el guía de turismo ofreció ayer en el hotel. Siempre quise hacerlo y hoy me siento con la dosis de valentía necesaria para volar. Así que, disfrutando el aire de la mañana y con el espíritu lleno de aventuras, camino hasta el lugar.
2ª Escena:
Llegada al lugar donde despegan los globos aerostáticos, el corazón me late a toda máquina, no sé si por esto o por mi exaltada imaginación, me parece ver entre la gente a mi escritor favorito ¡Jorge Luis Borges! ¡Demasiadas emociones para un solo día! Así que, decido acercarme y cerciorarme de que sea él efectivamente. Justo en el momento en el que estaba por subirme al globo.
No puedo describir mi sorpresa cuando supe que era él y mi torpeza al no poder articular palabra alguna. Soñé muchas veces con tenerlo a mi lado y bombardearlo a preguntas y ahora… no me salía nada.
3ª Escena:
Salida de mi asombro y saliéndome las palabras a borbotones, le digo que soy argentina, que leí toda su obra y que es el mejor escritor de mundo.
Él sonrió tiernamente y dijo que mi llegada era de lo más oportuna. Que la persona que lo acompañaba no se animaba a subir y que él necesitaba compartir ese viaje y las sensaciones del mismo, con alguien. Me invitó a viajar con él.
4ª Escena: Borges y yo entre las nubes.
Verdaderamente un gran vuelo. La experiencia de estar a tantos metros del suelo y con Borges que cada vez que abría la boca exhalaba poesía, hizo que me pellizcara a mí misma muchas veces para comprobar que no estaba soñando.
Él habló de su ceguera y de que era la primera vez que le encontraba una ventaja, dijo que se sentía flotar y que ese sería el centro de su próximo cuento. Yo tenía la esperanza que el viaje no se termine nunca.
5ª Escena:
Ya llegados a tierra, Borges me agradeció mi compañía y dijo que lo hice sentir joven otra vez. Prometió incluirme como un personaje en su cuento. Al separarme, sentí que ya no era la misma, que me había convertido en un ser de ficción.
Escena final:
Algún tiempo después, de regreso a Buenos Aires y transcurridos varios meses, alguien toca mi puerta. Era un empleado del correo que traía un sobre grande para mí. Al abrirlo veo un libro escrito por Jorge Luis Borges titulado: “El vuelo más bello del mundo” junto a él había una carta escrita por Borges en la que me decía que con ello cumplía su promesa pero que debía ser un secreto por nosotros.
El libro aún es inédito en el mercado.
Milena Moyano, 3º A
Es un día soleado y en mi tercer día de viaje por Suiza decidí levantarme temprano tentada por la oferta que el guía de turismo ofreció ayer en el hotel. Siempre quise hacerlo y hoy me siento con la dosis de valentía necesaria para volar. Así que, disfrutando el aire de la mañana y con el espíritu lleno de aventuras, camino hasta el lugar.
2ª Escena:
Llegada al lugar donde despegan los globos aerostáticos, el corazón me late a toda máquina, no sé si por esto o por mi exaltada imaginación, me parece ver entre la gente a mi escritor favorito ¡Jorge Luis Borges! ¡Demasiadas emociones para un solo día! Así que, decido acercarme y cerciorarme de que sea él efectivamente. Justo en el momento en el que estaba por subirme al globo.
No puedo describir mi sorpresa cuando supe que era él y mi torpeza al no poder articular palabra alguna. Soñé muchas veces con tenerlo a mi lado y bombardearlo a preguntas y ahora… no me salía nada.
3ª Escena:
Salida de mi asombro y saliéndome las palabras a borbotones, le digo que soy argentina, que leí toda su obra y que es el mejor escritor de mundo.
Él sonrió tiernamente y dijo que mi llegada era de lo más oportuna. Que la persona que lo acompañaba no se animaba a subir y que él necesitaba compartir ese viaje y las sensaciones del mismo, con alguien. Me invitó a viajar con él.
4ª Escena: Borges y yo entre las nubes.
Verdaderamente un gran vuelo. La experiencia de estar a tantos metros del suelo y con Borges que cada vez que abría la boca exhalaba poesía, hizo que me pellizcara a mí misma muchas veces para comprobar que no estaba soñando.
Él habló de su ceguera y de que era la primera vez que le encontraba una ventaja, dijo que se sentía flotar y que ese sería el centro de su próximo cuento. Yo tenía la esperanza que el viaje no se termine nunca.
5ª Escena:
Ya llegados a tierra, Borges me agradeció mi compañía y dijo que lo hice sentir joven otra vez. Prometió incluirme como un personaje en su cuento. Al separarme, sentí que ya no era la misma, que me había convertido en un ser de ficción.
Escena final:
Algún tiempo después, de regreso a Buenos Aires y transcurridos varios meses, alguien toca mi puerta. Era un empleado del correo que traía un sobre grande para mí. Al abrirlo veo un libro escrito por Jorge Luis Borges titulado: “El vuelo más bello del mundo” junto a él había una carta escrita por Borges en la que me decía que con ello cumplía su promesa pero que debía ser un secreto por nosotros.
El libro aún es inédito en el mercado.
Milena Moyano, 3º A
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