domingo, 13 de julio de 2008

Pensamientos de una mente frustrada


Stan Laurel, sentado en su sillón, viendo la televisión, sintió insatisfacción y Oliver Hardy, desazón; cuando vieron a cómicos amateurs, que eran aplaudidos por un público mediocre. Miles de ellos mirando a la nada, riéndose mayormente donde les indicaban que lo hicieran, siendo presos de un universo con poca creatividad.
Stan, pensativo y removiendo en su cabeza, dice:
"Soy un hombre famoso al que nadie conoce. Mi trabajo era bueno, teníamos potencial. No entiendo por qué la gente adora a cualquier persona que llega a la caja boba. Ya nadie habla de mí, de mi compañero.
Tendríamos que seguir apareciendo en las pantallas, demostrando lo que se puede hacer con capacidad. No sé por qué no quieren darme trabajo, si yo fui uno de los mejores. Si tan sólo me dieran una oportunidad más, les demostraría, les enseñaría a todos los que inconscientemente quieren ser tan buenos como yo. Algún día voy a tener mi mención, reconocimiento y memoria. Yo sé que la gente se va a cansar del hipnotismo y de lo hipnótico de las cosas irreales, y tendrá que recurrir a lo antiguo para liberarse y calmar su espíritu."

Martín Sanchez, 3º A.

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