domingo, 13 de julio de 2008

El Naufragio del Ángel

En llaves del naufragio eterno
figura un ardor ennegrecido
que aúlla como lejano zumbido
en una cuna de dolor y consuelo.

Para el ángel que llora en la cúspide,
para el que añora los finales,
para ese ángel que emociona
lágrimas de pena
y en sus alas seca el desgarro del encierro.

Si ese ángel, de torturados cielos
cayera en éxtasis al sueño,
si tan solo por una vez fuera posible un cuento,
un cuento que hable de países nuevos,
un cuento que revele los más bellos secretos;
los misterios del castillo de los mitos
que revele la desmesura de un amor eterno.

Si ese ángel cayese con suavidad al sueño
y si en su barco antiguo de niebla y de nostalgia
fuera más eterno que el ala de un muerto.

Si fuera más eterno.
Si cayera con los sueños
en su barco de almas antiguas,
en el ala de un muerto.

Ingrid Fainstein Oliveri.

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