miércoles, 9 de julio de 2008

Cementery Night

Sonó el despertador, 6.40 am. marcaba el reloj. Se levantó, se vistió, desayunó, agarró sus cosas y fue camino al colegio. Era una mañana fría y vacía del viernes. Nadie caminaba por las calles. Camino al colegio se escuchaban gatos maullar, perros ladrar y sin embargo, no se veía a nadie pasar. El colegio se encontrana a unas cuadras de su casa. A medio camino, sintió que alguien la seguía. Desesperada, comenzó a caminar más rápido. Al volverse atrás, vio a un hombre con sombrero, tapado largo, con una caja color rojo y unos zapatos negros de vestir. El hombre lucía como cualquiera, y la niña se tranquilizó. Al mirar nuevamente hacia atrás, el hombre había desaparecido. La niña se asustó, pero ya sólo le quedaba una cuadra para llegar a su colegio. Una vez allí, vio que sus puertas estaban cerradas y tan solo eran las 7.30 am. (ella solía entrar 7.45 am.). La niña creyó que no había clases y que la tonta se había olvidado.
En vez de ir a su casa, la niña decidió ir a caminar, pues hacía un mes que se había mudado y no conocía todo el barrio.
Al caminar y caminar, la niña encontró un viejo y solitario cementerio. A ella le fascinaba la cultura gótica (sin serlo ella), decidió entrar para contemplar los ángeles. Una vez dentro, volvió a ver a aquel hombre de sombrero y tapado y lo vio acercarse a ella. La pobre se asustó por un momento hasta que vio que el hombre solo pasaba a su lado. Como loca decidió caminar y dejarlo atrás.
La niña fascinada por aquellos ángeles se dejó llevar y quién sabe dónde terminó. Se había perdido, pues el cementerio era tan grande, que parecía ocupar como 2 manzanas y media, de lo enorme que era. Nuevamente vio a aquel hombre pasar con la cabeza baja y Aquella mirada perdida, cansada. Decidió preguntarle qué es lo que hacía y a qué se dedicaba. Se paró junto a él y aquel con su cabeza enhiesta, cara pálida y la boca seca.
Él la sorprende y le pregunta: - Dime niña, ¿Qué es lo que quieres?
- Nada señor. Sólo quería saber si Usted trabaja aquí.
- Pues hace décadas que estoy buscando siempre alguien nuevo. ¿Necesitás algo?, ¿Qué quieres saber?
- Sólo quería saber quién fue el hombre que diseñó estas estatuas?
- Pues sinceramente, niña, no lo sé. –contesta el hombre.
- Ah, lamento haberlo molestado.
- No te preocupes, pero dime… ¿Qué hace una niña tan bella como tú en un lugar así?
- Pues nada, sólo vine a ver los ángeles.
- Ah, está bien, ten mucho cuidado.
- ¿Cuidado de qué? –pregunta, pero al haberse distraído con aquel gato que pasó a su lado corriendo, había perdido de vista al hombre. Nuevamente había desaparecido.
La niña asustada decidió marcharse pues ya eran las 6.00 pm. Sorprendida por cómo pasó el tiempo, fue rumbo a su casa. Cuando entró, la madre le pregunta cómo a sido su día, ella solo le responde, - con un Extraño-, y va a su habitación. Cansada de tanto caminar, se tira en la cama y se queda dormida.
Mientras dormía soñaba que era de noche y ella se encontraba en el Cementerio. Oía voces, gritos, llantos y veía pasar a aquel hombre, con unos niños de la mano. Cuando ésta se despertó por los gritos de su madre para llamarla a comer, sintió muy fría la habitación, tomó su abrigo y fue a camino a la cocina.
Mañana ya es sábado, la niña adoraba los sábados, pues no había colegio. Se acostó pensando en aquella imagen del hombre y los niños.
A la mañana siguiente decidió volver al cementerio, esta vez, ya estaba asustada, pero ignoraba aquel sueño.
Una vez dentro, no había nadie; una cosa extraña en un sábado. Se centró en encontrar aquel lugar del sueño. Comenzó a oír pasos y risas de niños. Aún así, lo ignoraba. Se detuvo un momento al ver un ángel con lágrimas en su cara, con los brazos estirados como si quisiera algo. En aquel momento sintió que le susurraban al oído. Al darse vuelta no logró ver nada. Corrió la mirada hacia el ángel y vió… detrás de la escultura la cara de un niño. La pobre, aterrada, sale corriendo y va hacia otro lado. Aún podía oír aquellos pasos. Ya comenzaba a preocuparle demasiado. Sin dejar de darse vuelta a cada segundo, corría hacia adelante y vió al hombre con los niños. Como loca se cubrió la cara con sus manos, y por el hueco entre sus dedos, logra ver al hombre con los niños. Al sentir que le tocan la espalda, cuando se da vuelta, ve a un niño con ropa sucia, rota, cubierta de sangre y con una mirada totalmente perdida. La niña se quería ir y veía cada vez más niños y los oía decir:
- Ven, ven con nosotros, tú nos quieres, te queremos, eres nuestra. Tú y tu corazón nos pertenece. –Con sus mugrosas uñas al querer abrazar sólo la lastimaban y la hacían sangrar. Desesperada los impulsó y pudo correr, hasta que cae al suelo, él llevaba un cuchillo en su mano y aquella … A gritos le dice que la deje en paz y el hombre contestó:
- Sólo te queremos a ti, queremos tu corazón, queremos que nos ames.
- No, déjame, soy solo una niña.
- Sólo queremos que te quedes con nosotros, tú que apareciste aquella mañana, tú que buscaste, eres la perfecta.
Con lágrimas en los ojos, repite una y otra vez que no!
De pronto, se escuchaban pasos, la niña se cubre la cara y siente que le tocan el hombro y dicen:
- Hei, ¿estás bien?, ¿Qué sucedió?
Al abrir los ojos ve a un señor que parecía trabajar en el Cementerio. Se levanta y lo sujeta bien y le repite que sólo la querían a ella, sólo a ella.
Ahora ella se encuentra en un Instituto Psiquiátrico. Se dice que a la noche se la escucha gritar, como si viviera una y otra vez aquel momento.
Solía decir que aún están con ella y que nunca la dejarán ir.

Noelia Muñoz Manso.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Noe!! Qe lindo nenuuu te felisitoo!

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