jueves, 25 de octubre de 2007

¿Quién decide?

por Mauro Ureta

En este país hay piquetes continuamente, por diversos reclamos, entre ellos la falta de trabajo, la baja infraestructura en los servicios médicos, la inseguridad en las calles, en una palabra; piden que sean respetados los derechos de los ciudadanos. Pero ninguno agarró la olla que ha llevado al piquete para darle de comer a los demás, ninguno de ellos ha buscado otro modo de solución, solo esperan la respuesta de un gobierno que no hace otra cosa mejor que arreglar una plaza.
Declaraciones de adolescentes han confirmado las coimas a los policías en los boliches, la prostitución de los menores en las puertas para poder disfrutar de un par de horas, de un baile que no se sabe si va a terminar, ya que el local bailable se ha transformado en una trampa mortal, por no tener mata fuegos, por no tener salidas de emergencias, por no tener un plan de evacuación. Estas son características que en el día de hoy, tiene preocupado a todo adolescente. Ante esta preocupación, compartida por los padres, las autoridades registran el lugar pero al encontrar irregularidades no toman ningún recaudo y los chicos siguen disfrutando de la noche y atrapándose más y más en situaciones peligrosas que sólo la sociedad, en su conjunto, puede cambiar. Es en ese preciso momento cuando esas marchas constantes se vuelven obsoletas.
¿Quién es el que realmente tiene el poder de cambiar las cosas?
Los políticos no van a los hospitales públicos, ni a los boliches fuera de regla, ni caminan por una zona oscura a tempranas horas de la mañana para poder ganarse el plato del día ni tampoco viajan en los deplorables transportes públicos que afectan al proletariado.
La sociedad, aún sabiendo los riesgos que corre sigue yendo al boliche que no cumple con las normas de seguridad. No deja de utilizar los trenes en mal estado, trenes que los mismos usuarios han pintado, roto y arruinado. La sociedad, nosotros, no somos capaces de tomar precauciones y evitar ir a esos lugares o cuidar el transporte público que tanta falta nos hace. Las personas que pintan con bolígrafos, fibras o correctores, ¿no se pusieron a pensar que en ese transporte van a seguir viajando ellos y otros? Los que ensucian la ciudad tirando una botella de gaseosa vacía a las calles, ¿no toman conciencia de que después ese objeto obstruye las cloacas, provocando inundaciones que afectan su vida cotidiana? Pero sí se ponen a pensar en cortar el flujo del tránsito haciendo piquetes para reclamar mejoras en las calles, en el transporte público, más controles en los boliches bailables. Está muy bien el reclamo pero, ¿no piensan en la parte que les toca? Por otra parte, están los que exigen al gobierno un plan trabajar para poder quedarse a disfrutar de la comodidad de su hogar y a reclamar canastas familiares en las épocas festivas, ¿no es eso demasiado cómodo?
Solo el pueblo puede modificar la mala situación en la que nos encontramos, con un simple cambio de actitud, con un cambio de pensamientos: pensar en los demás a la hora de hacer un piquete y pensar en los demás también en los momentos en que coimean a la policía. Pensar en los demás para evitar ocasionarles problemas provocando disturbios en la vía publica. Este es un país en el que la forma de gobierno que predomina hace más de 15 años es la democracia, que deriva del griego DEMOS: pueblo y KRATOS: gobierno o autoridad, y significa gobierno o autoridad del pueblo.
Pero el pueblo de la Republica Argentina no se hace responsable de esa autoridad o gobierno y es hora de que esto suceda, ¿no?

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